Cuando las personas están un poco eufóricas, son más conscientes; en ese momento, el amor, el odio, lo correcto y lo incorrecto, las deudas y los rencores ya no son obstáculos. Solo sienten que en este momento no hay arrepentimientos, que todos los seres del mundo son adorables y dignos de compasión. Al mirar hacia el techo, el cielo es azul en sus ojos y sus labios están llenos de compasión.
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